El debate está más candente que nunca, en prácticamente todo el mundo, ya que la prostitución es vista como un problema global. ¿Se debe intentar acabar con ella a través de leyes para abolirla, o se debe regularizar para darle mejores opciones a las chicas que la llevan a cabo? Hay opciones para todos los gustos, y posiciones encontradas incluso en movimientos que parecen ir siempre a una, como el feminismo. De hecho, hay feministas que abogan por la abolición de la prostitución ya que piensan que solo trae cosas negativas para las mujeres y supone una contradicción a la liberación femenina. Pero también están las que defienden que una chica, por su cuenta y sin ser obligada por nadie, pueda llevar a cabo este tipo de servicios si así lo desea, como un trabajo más. Los gobiernos también están entrando en el debate, posicionándose de una forma u otra.
Lo que parece claro es que por más que se intente abolir, la prostitución no se va a acabar nunca. Incluso en aquellos países donde siempre ha estado prohibida y hoy en día se persigue como un delito grave, encontramos a chicas que se emplean en este tipo de servicios. Porque cuando hay demanda, siempre hay oferta, y lo que tampoco va a desaparecer son los hombres dispuestos a pagar por tener un poco de sexo. Las mujeres, especialmente las de familias humildes, se han visto empujadas en muchos casos a la prostitución como única forma de supervivencia. Pero también son muchas, cada vez más de hecho, las que escogen este trabajo como algo más vocacional. Buscando ganar dinero, claro está, pero sin la connotación negativa que ese trabajo suele tener para la mayoría. Y lo hacen porque, por fortuna, hoy en día sí que cuentan con muchas más herramientas para trabajar a su aire, con más seguridad, a su ritmo, y decidiendo por ellas mismas. Internet lo ha cambiado todo y ahora, en lugar de estar en un prostíbulo o en la calle, las chicas pueden decidir lo que quieren hacer como amantes profesionales desde su propio hogar.
Durante muchos siglos las prostitutas solían trabajar exclusivamente en lugares preparados para este tipo de servicios. Podían ser casas de citas, lupanares o burdeles, pero también tabernas que contaban con habitaciones en la parte superior, para dormir o disfrutar de un rato de placer. Estas mujeres vivían y trabajaban en ese mismo lugar, ganando algo de dinero, pero ofreciéndolo casi todo a quien dirigía ese negocio. Con el paso del tiempo, los burdeles se fueron haciendo más sofisticados, y hoy en día siguen siendo una buena alternativa para quien busque estos servicios. Sin embargo, trabajar para alguien ya no es imprescindible en el mundo del sexo profesional. Y es que cada vez son más las chicas que toman las riendas de su propio negocio.
No es algo nuevo, porque las escorts que trabajaban en la calle desde siempre también lo han hecho por su cuenta, de una forma independiente. Sin embargo, tenían que exponerse demasiado, y era una situación bastante compleja que las empujaba, de hecho, a una mayor estigmatización y marginalidad. El siglo XXI ha traído nuevas oportunidades a estas mujeres, permitiendo gracias a la tecnología que no tengan que pasarse horas en la calle para encontrar a sus clientes, y puedan hacerlo desde la seguridad de sus casas. Poniendo anuncios por Internet, en plataformas estratégicas, las buenas escorts consiguen las citas que les permiten vivir de esto, y no tienen que compartir ni siquiera sus ganancias.
Sin lugar a dudas, ha sido Internet lo que lo ha cambiado todo para estas chicas, igual que para muchas otras personas que tampoco se dedican a la prostitución. El cambio de milenio ha coincidido con la expansión de la red, hasta convertirla en algo indispensable hoy en día. En tan solo unos años hemos pasado de escuchar el irritante pitido del modem al levantar el teléfono, a poder navegar en nuestro móvil desde cualquier lugar del mundo. Internet nos ha acercado a través de las apps de mensajería, y nos ha permitido llegar a más clientes con nuestros negocios, publicitándolos por redes sociales y demás. Es por eso que la prostitución de este nuevo siglo también ha abrazo a Internet, como una herramienta importantísima para su desarrollo.
Sabiendo que ahora sí que podían optar a llevar las riendas de su propio negocio, muchas chicas han decidido estar por su cuenta, utilizando los medios que tienen a su disposición. A través de Internet pueden anunciarse en muchos sitios y webs para adultos. Pueden conseguir, incluso, clientes a través de las redes sociales, con fotos muy sugerentes que pongan cachondos a sus seguidores. Y todo ello sin salir de casa, con la seguridad y la discreción que esto aporta. Ser independiente es poder tomar el control absoluto sobre lo que haces, sobre cómo lo hace, para que nadie te ordene ni te mande hacer nada que no quieras. Esto, en un negocio tan especial como es el del sexo de pago, es importantísimo.
Es cierto que hay que trabajar un poco más en generar nuestra propia imagen, en tener bien arreglado el piso, para recibir a los clientes, y en algunas cosas más. Sin embargo, cuando tienes ya una buena clientela vale la pena tirar por libre, porque todo lo que ganes será para ti. No sentirás que hay alguien que se está aprovechando de tu trabajo, ya que cualquier ingreso que tengas será por completo para tu propio beneficio. Incluso puedes llegar a elegir qué días trabajas y cuáles no, adaptándote de una manera mucho más libre a los horarios que quieras tener. No todo es de color de rosa, pero desde luego, ser una amante independiente suele traer muchos más beneficios que desventajas.
Pero no todas las chicas prefieren ese camino. Aunque la mayoría ya están consiguiendo su libertad total, convertidas en escorts independientes, todavía hay muchas que prefieren la estabilidad que ofrece el trabajar en un burdel. Allí no tienes que buscar a los clientes, porque ellos mismos vienen a buscarte a ti. Hay chicas que también optan por encontrar plaza en diferentes prostíbulos para viajar y no quedarse siempre en el mismo sitio. Desde luego, para los clientes, las opciones son variadas y eso es mejor que tener solo una, como podrás imaginar. Y para las chicas, poder decidir qué tipo de trabajo quieren realizar también es algo muy empoderador.
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